Practical Strategy for Treating Chronic Kidney Disease (CKD)-Associated with Hypertension.


International Journal of Nephrology and Renovascular Disease. 2020 Dec; 13 : 171-178.



Cuando la función renal disminuye, la presión arterial aumenta, lo que a su vez hace que los riñones se deterioren. Para detener este círculo vicioso, es necesario reducir la presión arterial a un nivel "moderado" en pacientes que tienen hipertensión asociada a enfermedad renal crónica (ERC). Dicha optimización es problemática, ya que un control estricto de la presión arterial podría empeorar el pronóstico en pacientes ancianos con ERC, especialmente aquellos con arteriosclerosis avanzada. Aunque los inhibidores del sistema renina-angiotensina (RAS), los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensinógeno (ECA) y los bloqueadores de los receptores de angiotensina II (ARA) son medicamentos de primera línea para pacientes hipertensos con diabetes, deben usarse con precaución dependiendo de las condiciones de los pacientes. Recientemente, se ha centrado la atención en los efectos preventivos de los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2), fármacos antidiabéticos que han demostrado tener un impacto sobre las complicaciones cardíacas y renales. Los inhibidores de SGLT2 aumentan la cantidad de cloruro de sodio administrado a la densa macular de los túbulos distales y corrigen la hiperfiltración glomerular mediante la contracción de las arteriolas aferentes a través del sistema de retroalimentación túbulo-glomerular. Podría ser una de las razones por las que los inhibidores de SGLT2 muestran efectos protectores renales y cardioprotectores; sin embargo, el mecanismo detrás de su función queda por dilucidar.
Dr. Heriberto Augusto Martínez Camacho.
Medico Internista certificado por el consejo mexicano de medicina interna.

24-Agosto-2020